Elegancia

Es difícil dejar de no escuchar siempre este disco: con tan sólo una voz, los teclados, un sampler y la percusión guiándolo todo, Dummy te fuerza a escuchar los silencios, la esencia de un golpe de ritmo y las texturas ensombrecidas y cautivadoras que nacen del más pequeño cambio, del scratch de los vinilos o de cada instrumento que se va añadiendo.
Puede que suene preciosista, pero Dummy no llama la atención por utilizar ninguna estrategia, ni siquiera es consciente de su apego a las bandas sonoras de las películas de cine negro ni de su gloriosa modestia. Los samplers de Weather Report, Isaac Hayes, War o el tema de la serie Misión Imposible son usados con tal maestría que añaden un ambiente colosal con, sorprendentemente, el mínimo esfuerzo.
La vocalista Beth Gibbons interpreta las canciones con frialdad, cambiando a menudo la personalidad de su voz para encajar en el tono de cada tema, logrando que suenen misteriosas y dramáticas. Puede sonar a Björk o a Billie Holliday, pero el entumecido corazón roto es su tema recurrente, culminando en el casi insoportable estribillo de “Sour Times”, una canción funeraria que repite obsesivamente “nobody loves me, it’s true” –“nadie me ama, es cierto”-.
El contraste de su crispada voz de tono cabaretero puesto contra las discordes percusiones puede causar tanto quebranto a la cabeza como admiración por el resultado de la yuxtaposición. Por decirlo de otra forma: éste es el tipo de disco que Sinead O’Connor y la mismísima Sade matarían por firmar si asumieran un mínimo de riesgo.
Dummy brilla con una melancolía majestuosa. Desde un ángulo, su blues lánguido ocupa un terreno similar al de sus paisanos –de ciudad y de estado de ánimo- Massive Attack y al de toda la familia de Bristol. Desde el otro, se trata de paisajes ambientales de una naturaleza feroz y terroríficamente vanguardista. Las composiciones profundamente evocativas de Geoff Barrow actualizan el legado de Ennio Morricone o John Barry, aunque gran parte de los sonidos fueron grabados directamente en vinilo y luego se mezclaron, creando ambientes pesados en lugar de efectos de segunda mano.